terça-feira, março 4





[...] pinta con delicadeza y valentía intransferibles. Pinta como es, con la misma necesidad esencial de la palpitación de su pulso. Crea con dos realidades, ambas verdaderas y soñadas a la vez. No sólo soñadas, sino construidas, como entregadas a la vida por la existen­cia que ella impone en las formas, vigorosas y desvanecidas; en las actitudes, elabora­das con espléndida desenvoltura; en pinceladas que recrean las luces de alboradas im­posibles y, con simultaneidad, asombrosamente, se engarfian en unos ojos de cándida precisión escalofriante o en un escorzo donde sólo hay verdad.Horacio Sáenz GuerreroIntroducción al monográfico "Emilia Castañeda", 1999.

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